Con Cubilla ni para adelante ni para atras...

CON CUBILLAS A SIDO

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Hace tres meses llegó Luis Cubilla precedido de un gran palmarés y de ser un ganador por excelencia. Este hombre con fama además de duro llegó para hacerse cargo de un Barcelona que una vez más naufragaba en los últimos lugares y en un fútbol improductivo. Hoy en el ídolo tras la salida de Ángel Bernuncio y la llegada del “Negro” no es aventurado afirmar que a su arribó se vivió el “último día del despotismo y primero de lo mismo”.
El miércoles 21 de febrero cuando ya se conocía que el uruguayo tomaría las riendas del equipo más popular del País, en su primera entrevista con los medios guayaquileños dijo: “vamos a hacer una limpieza”. En referencia a que en la plantilla había jugadores con una amplia bitácora de indisciplinas, pero los indisciplinados siguen en el plantel.
Cubilla dijo también: “tenemos que ver a la gente que quieren salir campeones”. Era una forma de decir que se quedarían aquellos dispuestos a sacrificarse por la causa amarilla que no es otra cosa que buscar el título que no ganan desde 1997.
Nadie se fue ni hubo compromisos, los escándalos se producen a diario y la mayoría ha hecho lo que ha querido, se han concedido demasiados perdones y la consecuencia es que el equipo ya perdió las opciones de llegar a la liguilla en esta etapa.
El director técnico torero le dijo a la hinchada que “tenemos que tener la tranquilidad, esperar que el equipo juegue a algo y sepan a qué juega”. Frases que han caído en lo onírico, en promesas mesiánicas que al principio fueron bien recibidas por una afición deseosa de un cambio. Pero a qué juega Barcelona, la respuesta es a nada.
Cubilla pone alineaciones inentendibles, hace cambios inexplicables y no es capaz de aceptar una crítica cuando se pregunta la razón de sus sinrazones.
Ejemplos sobran: varios partidos donde Fricson George deambulaba en la cancha sin puesto fijo al igual que Nicolás Asencio cuando aún jugaba por los canarios. Insistir con un Enrique Gámez que no aporta y perder a Jairo Montaño marcando por la izquierda cuando él es derecho. Los amarillos juegan sin un volante de enganche y se pretende que delanteros en punta como el paraguayo Javier González generen juego o que Manuel Cotera y Carlos Quiñónez sean abastecedores de un Danny Vera que se pierde en el área por falta de pases gol.
Pero la frase sentenciosa y con la que se metió al bolsillo a la mayoría de los barcelonistas fue: “vamos a limpiar y se irá el que no quiere estar”.
Hasta ahora nadie se ha ido ni los extranjeros que no rindieron al igual que los nacionales y mucho menos los indisciplinados.
Luis Cubilla venía como hombre duro y de poco aguante, pero acá ha demostrado un espíritu paternal más allá de lo creíble.
Desde su llegada hay tenido problemas con todo el mundo. Con la prensa se molestó porque en algún momento buscaba una explicación a unos cambios que parecían obedecían a su estado de ánimo más que por planteamiento.
La última polémica la desató al dejar entrever que sus jugadores lo quieten vencer (entiéndase sacarlo del cargo), pero que no lo lograrían, claro que después dijo que sus declaraciones habían sido sacadas de contexto, pero ya era muy tarde.
Después polemizó con el alcalde la Ciudad y presidente vitalicio del ídolo, Jaime Nebot. Y es que al Burgomaestre como a la mayoría de los aficionados no están satisfechos con el trabajo del “Negro” y claro está lo manifestó abiertamente y eso al técnico no le gustó.
Cubilla ya no convence a nadie, su discurso se agotó y la credibilidad con la que llegó quedó al margen cuando no hizo los cambios que eran necesarios.
Muy pocos le creen a Luis Cubilla, porque desde su llegada en Barcelona se vive más de lo mismo.

Fuente: Telegrafo.com.ec

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